martes, 1 de noviembre de 2016

"SAN FRANCISCO SE SOBRECOGE......" Extraído de Telde actualidad.

CULTURA  - 27/10/2016 - Actualizada a las 22:52

San Francisco se sobrecoge con los relatos para no dormir

El espectáculo de terror despierta un gran interés del público, unas 150 personas

Diferentes momentos de la puesta en escena de esta noche en San Francisco (Foto Antonio Alí)

Éxito del espectáculo Cuentos para no dormir (100 imágenes)
TELDEACTUALIDAD
Telde.- La plaza del barrio histórico de San Francisco se transformó esta noche en un escenario sobrecogedor donde se desarrollaron las historias de narraciones para no dormir, en un ambiente a oscuras solo iluminado por los proyectores de haces azulados . TA avanza imágenes del espectáculo.

Cuatro narradores y diez actrices dieron vida a ocho relatos que guiaron al público, unas 150 personas, en la indagación de sus propios miedos. Se recurrió a lugares comunes de la tradición oral y del mundo literario aprovechando la escenografía sin parangón que ofrece el casco monumental de San Francisco.

Los cuentos, narrados a través de diversas voces, combinaron recursos audiovisuales, música y performance que trasladaron al público a diferentes escenarios físicos o mentales en un itinerario de sobrecogedoras historias, inquietantes leyendas, terribles tragedias y embrujamientos, desde realidades que se bifurcan en vidas paralelas, cuyo objetivo era sobrecoger.

 Cuentos para no dormir es un proyecto escénico protagonizado por el Taller de Juglares de Agüimes, Teatro Estudio de Telde y personal técnico del Teatro Municipal Juan Ramón Jiménez, con la colaboración de la asociación vecinal Roque Azucarero, y que ofrece una incursión para quienes busquen emociones fuertes.

El espectáculo forma parte de la programación elaborada por este departamento en colaboración con la empresa pública Gestel para los meses de septiembre a noviembre.

Catarsis de miedos íntimos en San Francisco
Hasta la lluvia cogió miedo anoche en San Francisco. Huyó de la atmósfera inquietante y turbadora con la que Teatro Estudio Telde envolvió la siempre enigmática, y ayer muy oscura, plaza del barrio, y del desasosiego que despertaron los 8 relatos breves del espectáculo Cuentos para no dormir.

Sin apenas luna en el cielo, una antigua plaza a oscuras y una luz cetrina y fría sobre un escenario austero. Así recibió ayer San Francisco a los 150 atrevidos que pudieron atemorizarse a gusto con la magistral forma en la que los cuatro narradores del Taller de Juglares de Agüimes les llevaron por los más recónditos caminos de sus miedosmás íntimos.

A apenas unos días vista del día de difuntos, los ocho cuentos de anoche transitaron por esa obsesión tan humana respecto a la muerte, a veces muy presente, a veces solo dormida, por la predestinación o, por ejemplo, por el paso del tiempo o por las dobles realidades.

Ya desde que llegaron se les metió la tensión en el cuerpo. La plaza estaba acotada para el espectáculo y les recibieron mujeres con la mirada perdida, batas blancas, pronunciadas ojeras y expresión extraña. Fueron ellas las encargadas de ir acomodando a lo largo del espacio escénico a los privilegiados espectadores de esta singular y original manera con la que la Concejalía de Cultura de Telde decidió participar este año en el ciclo de actividades que, ya por tradición, se montan por toda la Isla con motivo del día de los difuntos.

El público tembló de miedo con cuentos de trama sencilla, pero desazonadora. Entre los elegidos los había clásicos, como algunos de autores tan reconocidos como el francés Guy de Maupassant, a otros de raíz más popular, como los creados por los propios narradores.

Tras unas proyecciones sobre la pared blanca de la iglesia de San Francisco, con los acordes de fondo, al órgano, de composiciones de Bach, los cuatro contadores de estos cuentos de miedo fueron saliendo uno a uno del interior del propio templo. Lo hacían en mitad de una nube de humo, preludio que ya predisponía a la inquietud cuando ni siquiera habían iniciado el relato. Y la gente abandonó anoche la plaza como si hubiera vivido una catarsis, enfrentada a sus propios miedos, pero vistos en piel ajena. Como los de aquellos de aquel cuento que iban de casa en casa viendo ataúdes. Les perseguía el miedo a la muerte, ese final del que nadie, ni el públicopresente, podrá huir.